30 de septiembre de 2009

PUBLICACIÓN REVISTA PRONTO


Creadora de un programa de rehabilitacion de presos con perros

LA CONMOVEDORA HISTORIA DE LA HERMANA PAULINE


Paso por la Argentina Pauline Quinn, una monja que dirige el sistema de rehabilitación carcelaria mas exitoso de EE.UU. Utilizando perros de la calle para trabajar con los reclusos. Dueña de una historia de vida impactante –vivió en la calle, fue torturada y violada., hasta Hollywood hizo una película sobre ella. “Con fe e insistencia siempre se logra lo que uno se propone”, asegura.


Pauline camina despa­cito, con dificultad. Da un paso, parece trastabillar, pero no. Mira a los ojos y sonríe como si estuviera pidiendo disculpas por su cuerpo, que ya no le responde como qui­siera. Pero no hay que dejar engañarse por la imagen. Esta monjita de 66 años, que podría parecer débil, creó y dirige desde 1981 el progra­ma más importante de reha­bilitación carcelaria en Esta­dos Unidos. El Dog Prisión Sistem consiste básicamente en el rescate de perros de la calle que son entregados a re­clusos que los entrenan para ser usados como lazarillos. La historia de Pauline es tan impactante que Hollywood hizo una película sobre ella llamada Within these walls, traducida al español como Alas de libertad, protago­nizada por Ellen Burstyn y Laura Dern.





Pauline fue invitada por el doctor Juan Enrique Romero para participar del Congreso sobre los animales y su impacto en la salud, realizado en Buenos Aires.


La hermana Pauline Quinn -o sister Pauline como la llaman todos- llegó al país invitada por el doctor Juan Enrique Romero, médico veterinario y docente universitario, para participar del II Congreso so­bre los animales y su impacto en la salud. Allí dio una con­ferencia ante 300 personas que la aplaudieron de pie, un hecho de lo más inusual en un congreso de profesionales. Con su estilo jovial y cáli­do, Pauline relató su historia de vida de increíble crude­za. Nació en Santa Mónica, California, en el marco de una familia "disfuncional". Su padre abandonó el hogar cuando ella aún era una bebé. Su madre, con problemas con la bebida, volvió a casarse. El maltrato físico y verbal de su padrastro era común. "Sabían mantener las apariencias muy bien -recuerda hoy Pauline para Pronto-. Nadie se daba cuenta de lo que pasaba en casa. Para la gente, la con-flictiva era yo". A los 12 años Pauline (en ese momento aún era Cathy, su nombre de pila) abandonó su casa por primera vez, "Me encontraban y me llevaban de vuelta. Era una niña muy tímida". Los úni­cos recuerdos felices de esa época los tiene con su amiga Cathy Quinn (tienen el mis­mo nombre), «hija del actor Anthony Quitan: "Su padre no la quería porque deseaba tener un varpn. En su casa la trataban muy mal. Era­mos compañeras de escuela y los mejores momentos los teníamos cuando íbamos a cabalgar juntas. Era casi lo único que nos daba felicidad en la vida a las dos". Cathy dejó el colegio secundario, vivió en casas abandonadas y entró al sistema de interna­dos.





La experiencia de Dog Prision Program se reproduce hoy en mas de 300 carceles en los Estado Unidos. Solo en el Estado de Ohio hay 33 funcionando.


"Pasaba de un instituto a otro. Fui torturada, traumati­zada y abusada", relata. A los 16 volvió a vivir en la calle y sufrió su experiencia más terrible: el policía a cargo de la cuadra donde ella vivía, el hombre que se suponía tenía que cuidarla, la violó. Quedó embarazada, tuvo una niña, e incapaz de hacerse car­go, la dio en adopción. "En ese momento -recuerda- mi autoestima desapareció por completo. Me volví suma­mente vulnerable. Casi no hablaba con nadie. De hecho, la gente me evitaba. Me afe­rré a un solo deseo: quería tener un perro". Un vecino de la cuadra se compadeció de ella y le regaló a Joni, una cachorra de ovejero alemán. Joni se volvió una amiga leal que le respondía incondicionalmente. Fue el principio del milagro: las personas que antes la evitaban comenzaron a hablarle, le preguntaban por Joni, le ofrecían alimento para la perra y ropa para ella. Cathy pudo empezar a re­construir su autoestima y fue perdiendo el temor que sentía permanente. Hoy dice que nunca llegó a perder la fe en Dios y que cuando pasaba sus peores momentos se juraba ayudar a otros si lograba salir adelante. Venía de una familia de mormones, pero encontró el auxilio que necesitaba en las monjas dominicas. Tomó los hábitos y se convirtió en "sister Pauline". Su experiencia personal con Joni, su perra, le indicaba que el contacto con los animales podía ayudar a superar casi cualquier situación. Junto a dos expertos en comporta­miento canino y un veterina­rio, hizo una prueba piloto en una cárcel de mujeres que fue un éxito. Con el apoyo de en­trenadores profesionales, un grupo de reclusas aprendieron a trabajar con los perros. Esas mujeres tuvieron cambios tan positivos que la experiencia, tras un extenso debate en el gobierno, se volvió un pro­grama nacional: Dog Prisión Sistem. Era el año 1981. Hoy la experiencia se reproduce en más de 300 cárceles de Es­tados Unidos -sólo en el esta­do de Ohio hay 33 funcionan­do-. Pauline es la encargada de dar los primeros pasos y con el tiempo la experiencia se vuelve autónoma. Al principio, no todos fueron éxitos, no faltaron los presos que tuvieron problemas con los perros, pero el alto grado de sociabilización que se alcan­zaba en la mayoría de los re­clusos llevó a instalarlo como un programa oficial. Pauline fue invitada a repetir la expe­riencia en otros lugares y así es que hoy se aplica en Italia, Kenia, Uganda, El Salvador y México. En algunos países se lleva adelante con refugiados y niños discapacitados. Casi siempre se trabaja con perros abandonados, debida­mente seleccionados, que son entrenados para asistir a per­sonas ciegas o discapacitados motrices. Tras un promedio de 15 meses de entrenamien­to, los canes aprenden a re­coger objetos (pueden hasta levantar monedas del piso), abrir puertas o la heladera.



Pax, el anterior perro de Pauline, vistando a los reclusos condenados a muerte


También traer un teléfono cuando suena e incluso actuar de bastón. De hecho, la pro­pia Pauline, que fue operada de la cadera, hoy se moviliza con la ayuda de Remi, una doberman que la acompaña a todos lados. Los perros son entregados en forma gratuita, lo que le otorga al programa un triple beneficio: no tiene costo para los beneficiarios, da un oficio y contención para los presos y consigue un hogar para muchos perros ca­llejeros.


Poco antes de que la herma­na Pauline llegara al país, su amigo argentino, el doctor Romero, contó en un pro­grama de radio su historia y el trabajo que ella está haciendo en todo el mundo. Aníbal Fernández, jefe de Gabinete nacional, escuchó la entrevista e invitó al vete­rinario y a la monja a tener una entrevista con él. La re­unión se llevó a cabo la pri­mera semana de septiembre, y además de Fernández par­ticipó el titular del Servicio Penitenciario Federal. In­cluso la presidenta Cristina Kirchner se acercó unos mi­nutos porque quería conocer y saludar a la monja.

Pauline se llevó de allí la promesa de que su programa comenzará a aplicarse en las cárceles ar­gentinas. Ella sabe por expe­riencia que no será fácil sa­carlo adelante. "Pero con fe y mucha insistencia -asegu­ra-, siempre se puede lograr lo que uno se propone".

D. G
Fotos: Pablo González y Luis Bukler



FUENTE: Texto y Fotos, Edición Impresa Revista PRONTO, Año 13 - Nº686 - Miércoles 23 de Septiembre de 2009

2 comentarios:

  1. LOS FINES DE SEMANA TRABAJO EN UN PUESTO DE DIARIOS Y ME GUSTA ESCUCHAR RADIO MITRE, PRINCIPALMENTE POR LAS INTERVENCIONES DEL DR ROMERO, ES UN MAESTRO TOTAL,EL CONTÓ MUCHAS VECES LA HISTORIA DE PAULINE,Y ASI FUE COMO ESCUCHE DE ELLA POR PRIMERA VEZ Y LUEGO FUI LEYENDO SOBRE EL SISTEMA DE PERROS EN PRISION , EL CUAL ES FABULOSO.

    LA HERMANA PAULINE ES FANTASTICA, ADMIRABLE, UN EJEMPLO.
    HAY QUE DIFUNDIR MUCHO ESTAS COSAS.
    FELICITACIONES POR EL BLOG.

    EVANGELINA.

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  2. Una hermana llena de dulzura, aplica un hermoso lema La Caridad nunca deja de Ser, y lo hace lu labor con un profundo Amor.

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