29 de septiembre de 2009

PUBLICACIÓN EN LA NACIÓN II


Encuentro argentino de zooterapia / Fueron presentadas distintas experiencias

Los animales como parte del tratamiento

Su participación en forma complementaria a la terapia convencional permite mejorar la respuesta en múltiples afecciones

Domingo 13 de setiembre de 2009 | Publicado en edición impresa


Los animales como parte del tratamiento
Pauline Quinn, junto a Reni, uno de los perros con los que trabaja
Foto: Prensa del Ejército

Fabiola Czubaj
LA NACION

Pampero es muchísimo más alto y grande, pero la desproporción de tamaño a sus 3 añitos no amedrenta a Gustavo. Al contrario: se aferra rápido y como puede al profesor de educación física, Ramón Vega, y las ganas de montar a Pampero le dan el envión que necesita para lograrlo.

Bajo techo, protegido del frío y la llovizna que amenaza en el predio del Regimiento de Granaderos a Caballo General San Martín, el pequeño jinete no para de sonreír sobre el lomo de uno de los tres caballos criollos del Escuadrón Riobamba que recorren en círculos la pista del picadero. Ese día, a los animales y los soldados asignados les tocó "servicio" con los chicos y los adolescentes que dos veces por semana hacen, por derivación médica y gratuitamente, equinoterapia.

Cada vez son más las capacidades que la medicina les reconoce a los animales para complementar el tratamiento clínico de una gran variedad de enfermedades físicas y psicológicas. Psicosis, trastornos de conducta, agresividad, depresión, problemas de lenguaje, parálisis cerebral, enfermedades cardiovasculares, fobias, esclerosis múltiple, alteraciones musculoesqueléticas, síndrome de Down, trastornos respiratorios y hasta el cáncer y el sida son algunos de los males en los que el contacto con los animales pueden marcar la diferencia.

"Nuestros pacientes son chicos y adolescentes con enfermedades neurológicas, psicológicas y físicas, incluida la ceguera. La rehabilitación ecuestre es una terapia complementaria al tratamiento médico, como puede ser la kinesiología: el chico lo sigue recibiendo y dos veces por semana concurre a equinoterapia", explica el doctor Germán Falke, jefe del Servicio de Adolescencia y de la Sección Equinoterapia del Hospital Militar Central.

El equipo multidisciplinario que dirige el doctor Falke se divide las tareas entre los pacientes y los padres. De 9 a 12, adultos y chicos trabajan por separado en la independencia, los miedos y los límites. Pero sólo los chicos ingresan en la pista. Antes y después, con el profesor de educación física y la kinesióloga, ponen a punto músculos y articulaciones, ya que muchos tienen contracturas o hipotonías musculares. Luego, el animal los ayudará con el calor de su cuerpo.

"Me siento relajado sobre el caballo; mi postura es mejor, la espalda se me endereza y se me estiran las manos y las piernas. Con el mismo calor del caballo siento que se me relajan todos los músculos", cuenta Nelson, en la pista, antes de dejar la silla de ruedas para montar a Payé. A un costado, Nino, de 17 años, elonga en el piso después de montar a Calfucurá: "Antes me dolía todo el cuerpo, pero desde hace un año, me siento mejor", dice. Su médico lo derivó a rehabilitación ecuestre por un trastorno del lenguaje y del aprendizaje.

Cada sesión, apunta la psicóloga e instructora de equitación Marcela Aldazabal, equivale a 5 ó 6 sesiones de kinesiología en un gabinete. "El animal transmite su calor corporal. Eso distiende y estira los músculos; además, el movimiento sobre el lomo del caballo es hacia adelante, atrás, en diagonal y a los costados, lo que en pacientes que no caminan estimula el sistema nervioso central y moviliza desde la pelvis hasta la nuca", dice Aldazabal, coordinadora del Area de Rehabilitación Ecuestre de la Sección Equinoterapia del Hospital Militar. La veterinaria Cecilia Sedrán agrega: "Cuando un chico tiene una discapacidad motriz y el eje del cuerpo está alterado, los caballos lo perciben y tratan de acomodarlo sobre el lomo".

Se desconoce cuántos equipos en el país se dedican al trabajo terapéutico con distintos animales, pero en los últimos tres días se supo que van creciendo. Fue en la Facultad de Veterinaria de la UBA, durante el II Congreso Argentino y Latinoamericano "Los animales: su impacto en la salud", que presidió el doctor Hugo Massei, pediatra y psiquiatra infantil del Hospital Psiquiátrico Infanto Juvenil Tobar García.

"Hay que separar las actividades recreativas con animales de lo que es el trabajo en salud de un equipo multidisciplinario. Por eso, no está bien hablar de zooterapia, que incluye una expectativa de curación a cambio de acariciar a un animal. En estas experiencias multidisciplinarias, que son complementarias al tratamiento, no hay magia; lo que cura es el trabajo de especialistas, la familia y el tratamiento", insiste Massei, que hace 20 años creó el Programa Cuidar Cuidando, una iniciativa del Tobar García y el Zoológico porteño.

Cuatro días a la semana, en el enorme predio del barrio de Palermo, se puede ver a los animales, sus cuidadores, chicos y adolescentes dentro de los recintos. Los más chicos alimentan a los animales de granja. Los mayores asumen responsabilidades, que van desde alimentar a cualquiera de los animales hasta limpiar sus recintos y asistir a los cuidadores.

Por el programa que coordinan el psicólogo Vicente De Geminis (zoológico) y la doctora Ana María Papiermeister (hospital Tobar García) ya pasaron mil pacientes derivados de los hospitales porteños con trastornos emocionales graves, problemas de conducta o trastornos que generen un riesgo para sí y para terceros. "Al principio, los chicos que trabajaban en el cuidado de los animales mejoraban la conducta, necesitaban menos medicación y los cuidadores sin información previa sobre los chicos, no se daban cuenta de que tenían dificultades", recuerda Massei.

Hasta ahora, 60 pacientes lograron reinsertarse socialmente y el nivel de mejoría de la salud de los chicos fue "altísimo". Pero el pediatra apunta: "El trabajo en el zoológico tiene una dimensión de naturaleza que no tienen los hospitales. Los animales no son el eje, sino lo que permite establecer una relación con los cuidadores y con sus pares. Se trata de que los chicos se ordenen, tomen hábitos de horario y adquieran una habilidad para reinsertarse en la sociedad". De hecho, cuatro participantes fueron contratados por su buen trabajo.

Datos útiles

  • Programa Cuidar Cuidando: (011) 4304-3519.

  • Centro de Terapia Asistida Con Animales (TACA), Facultad de Veterinaria, de la Universidad de Buenos Aires (UBA): (011) 4524-8433.



FUENTE: http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1173960

No hay comentarios:

Publicar un comentario